El dolor de la vida

A veces quieres avanzar hacia delante, en la vida o como en mi caso en una relación, has luchado en los momentos difíciles, has ayudado a la otra persona en todo lo que has podido, sin esperar nada a cambio, siempre dando cuerda para que se sintiera libre, pero intentando no caer en su pozo de desesperación.
Sabes que las cosas no son como al principio, que la otra persona cambia su forma de mirarte, y te aparta de su vida, al mismo tiempo que te pide que te unas a ella. Surge la duda, quieres empezar pero te das cuenta de cosas que no acaban de cuadrar, y de repente, todo el trabajo por sostener la relación, todo el trabajo por ayudar a la otra persona, no ha servido de nada por que su amor se ha desvanecido, dejando sólo el vacío. No ves intentos de subsanación, sólo las señales que no has querido ver, las mismas que te frenaban a dar el siguiente paso.
De repente la vida no tiene sentido alguno, el pozo de desesperación del que querías huir te atrapa y te hundes sin remisión, este pozo es distinto, es uno creado por el amor dado, el amor no correspondido. Es un paso por el que tienes que avanzar, no hay posibilidad alguna de retorno, las cuerdas del puente se han roto, están cortadas por el vacío.
Y te preguntas desde cuando, te preguntas qué podrías haber hecho, y si avanzar realmente hubiese salvado ese vacío, ese amor desvanecido en el tiempo de la soledad.
Te dicen que en un tiempo saldrás, pero tu pensamiento está en la otra mitad, pero si no hay amor no hay futuro, no se puede construir nada, se debe seguir adelante pero por otro camino, el anterior está cerrado y sin posibilidad de volverlo a pisar.

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