Historias del gimnasio
Ahora han cambiado la dirección de mi gimnasio, de nuevo, y han entrado nuevas personas para hacerse cargo. Pues bien, el pasado lunes uno de los nuevos monitores entró en el vestuario de las chicas como pedro por su casa, las saludó y les dijo que se espabilaran. Hoy, como no, las chicas se han quejado a mi profesor, el cual le ha pasado la queja al monitor, a lo que este con tono prepotente contestó que él no iba a quedarse a dormir en el gimnasio y tenía que espabilar a la gente. Que fuerte, yo no he escrito ninguna carta de queja hasta ahora, pero esto creo que la ocasión lo merece, mañana mismo llevaré una carta de queja. No puede ser que una persona cometa una falta de respeto y que no solo no pida disculpas sino que también vaya de chulo por la vida diciendo que lo que ha hecho está bien.
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