El riego automático. Una bendición o una pérdida muy grande de recursos.

Desde que se inventó, el riego automático ha solucionado mucho la vida de mucha gente, evitando que pierdan su tiempo en esa labor para poder hacer otras cosas, para las empresas ha sido una inversión para ahorrarse costes de jardinería a largo plazo.

El problema viene cuando el riego automático no está bien hecho. Si el horario es demasiado amplio o demasiado corto las plantas pueden sufrir la escasez o tener demasiada agua. Pero un problema más grande aún es cuando el riego automático no está bien dirigido, y riega, por ejemplo, la acera en vez de el lugar que debería regar.


En la foto podemos ver cómo un riego automático en el polígono de Almeda-Park de Cornellà de Llobregat, riega la calle en vez de regar bien la jardinera. De esta forma no sólo deja de regar lo que debería, sino que corta el paso de los transeúntes, haciendo que éstos deban cambiar de acera o que lleguen al trabajo mojados, si se han encontrado en medio justo cuando el riego comenzaba.

Es importante que el riego automático cumpla con su función, y que esté bien direccionado, de esta forma no se malgastará agua, ese bien preciado que tanto nos invitan a ahorrar un día tras otro.

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