Mi viaje por Egipto IX


Este es el día que por fin pude visitar las grandes pirámides, las de Keops, Kefrén y Micerinos... Entré dentro de la pirámide de Kefrén, y si vuelvo a ir a Egipto visitaré otra de las dos que me faltan, después de entrar le di la vuelta, ya que el grupo con el que entré ya se había ido, la verdad es que me hubiese gustado tener algo más de tiempo para pasear entre las pirámides. Después de las pirámides visité la Esfinge, y creo que también necesitaba algo más de tiempo para observarla bien, es una obra arquitectónica preciosa, digna de ver. Después de esta visita algunos del grupo decidieron ir directos al museo del El Cairo, y yo como no quería ir solo les dije que me apuntaba (dejé de visitar la tienda de papyro para no ir solo al museo), me dijeron que cogiese un coche, que nos veríamos a la entrada, pero después de esperar una hora vi que no venían (he conocido la hospitalidad de los Colera en sus viajes). De todas formas pasé un buen día, tanto el taxista que me cogió a la ida al museo como el que me cogió a la vuelta resultaron ser buena gente, me intentaron explicar muchas cosas sobre el Cairo y ambos se ofrecieron como guías, y a diferencia del taxista del día anterior por lo menos no iban como locos por las calles. El de ida al museo se llamaba Ahmed, era un hombre mayor que me enseñó una libreta con historias que habían ido escribiendo los diferentes turistas que había recogido en la ciudad, habían de todas partes, de Italia, de Mejico... Ambos me cobraron un precio más o menos justo unas 25 libras egipcias, lo que el guía de Hurgada nos dijo que era justo.

El museo es muy grande, tiene muchas piezas, y para verlo bien hay que estar bastantes horas, es de destacar la colección de piezas de Tutankamon. Pasé 5 o 6 horas dentro, con una pequeña pausa para comer. Por la tarde visité un poco los alrededores del hotel y descubrí una ciudad que no agobia al turista, sus gentes haciendo su vida, vendiendo con normalidad, una ciudad contaminada, con diferentes olores que cambian dependiendo del puesto por el que pases, puestos de fruta (con algunas moscas) y de la bebida del país, además de botellas rellenas de leche, tiendas de todos los tipos, calles muy sucias con mucha porquería y con arena, seguramente del desierto o tal vez de alguna obra! a saber. Mucha pobreza, hay una diferencia muy grande entre clases, desde familias que van en carro tirado por un burro hasta familias que llevan el último modelo de BMW, gente cogiendo autobuses repletos de gente. Fue una excursión interesante, hubo incluso una persona que se preocupó por mí preguntándome si sabía volver a mi hotel, calles vacías de policía, muy diferentes de las calles por las que habitualmente van los turistas, otro El Cairo que merece la pena ver.

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